En el barrio, donde el más fuerte impone su ley. Los Chakas, subcultura que heredó de los pachucos o punks, incomprensión y discriminación; concernidos con la palabra chacal, que en la cultura popular lo relacionan con el diablo. Los jóvenes Chakas se caracterizan por su extravagante vestimenta, ostentosa joyería de fantasía y sobre todo por su devoción a San Judas Tadeo, defensor de las causas difíciles. Se perciben como grupos ligados a la delincuencia.
En la calle de un barrio popular, la Santa Muerte enfurecida se baja de su altar, está cansada de proteger a los transgresores de la ley; en condición de indigente se encuentra con otro tutor de criminales, San Judas Tadeo, alcohólico y menesteroso, se confabulan para tomar venganza. En otra parte de la barriada La Britaniy El Brayan hacen planes para casarse, no saben que El Brandon –carnal del Brayan– ya salió de prisión y regresa por su novia, La Britani.
Felipe Rodríguez escribe, dirige y actúa La vida en Chaka, el texto lo construye en verso con personajes dentro de un arrabal; el relato es con tres adolescentes que habitan un submundo donde las condiciones de pobreza y adversidad detonan en violencia. Con humor negro Rodríguez afronta a los protagonistas con la Santa Muerte y San Judas Tadeo, emblemáticos patronos de los jodidos y malvivientes.
La puesta en escena es un show colorido que se articula con elementos como la ópera, el cabaret y teatro en verso. La obra fusiona acertadamente voces, música y actuaciones. Felipe Rodríguez hace suyo el espectáculo en complicidad con el grupo de actores y creativos que intervienen en la obra. Se requiere rigor y talento para escribir, dirigir y actuar, él lo hace, el resultado está bien logrado.
Las actuaciones son de Lydia Rendón (La Santa Muerte), Felipe Rodríguez (San Judas Tadeo), Lizeth Rondero (La Britani), Llever Aíza (El Brayan) y Galo Balcázar (El Brandon); el elenco muestra versatilidad y talento para cantar, bailar y actuar, cada quien hace suyo a su personaje de forma espléndida. Logran acertadamente el tono de la obra, la comedia y el humor negro, se trata sin duda de un buen trabajo.
La obra es la contracultura que se opone a los valores establecidos; para los protagonistas sus valores los determina el barrio donde nacieron y crecieron, el culto por la Santa Muerte y el santo de las causas perdidas, San Judas Tadeo, son su dogma. La utopía es salir de este universo y escapar de su cruenta realidad; rezar ya no será suficiente, ya hartaron a sus intercesores, una se bajó de su altar, el otro se tiró al vicio.
La música original es de Omar Guzmán. La compañía Teatro de los Sótanos la presenta en el teatro Sergio Magaña, de jueves a sábado a las 19.00 y domingo a las 18:00 horas, del 13 al 23 de mayo.
